DISPOSITIVO PSICOANALÍTICO INTERDISCIPLINARIO

Jornada Anual 2003: “Interrogantes y obstáculos en la clínica actual”

Fundación CISAM. 2003

PANEL: DISPOSITIVO PSICOANALÍTICO INTERDISCIPLINARIO

Lic. Dafne Kleiman
 

Sentarnos a hablar de interdisciplina, es sentarnos a reflexionar, pensar, discutir conjuntamente, pero también es la invitación personal a realizar un trabajo “introspectivo” que implica revisar los propios argumentos, las ideas, los constructos teóricos que nutren nuestro propio hacer.

Dice Elichiry respecto de la interdisciplina: “… Lo fundamental es mantener la identidad y especificidad disciplinaria; solo entonces se podrán establecer enlaces y relaciones, del mismo modo que solo puede entrar en una orquesta el que después de cursados sus estudios de música, sea experto en violín, oboe, piano, etc.” Entendemos entonces, que solo puede implementarse cuando los que la realizan son expertos en su propia disciplina.

Acerca del surgimiento de la interdisciplina menciona la necesidad de entender y abordar las situaciones de problemas cada vez mas complejos que va presentando la demanda social.

Pensemos entonces en nuestra clínica diaria con niños y adolescentes que padecen dificultades en su constitución psíquica y allí reconocemos la necesidad de abordar a estos pacientes en un dispositivo institucional. El cual desde sus disciplinas ofrece una trama simbólica desde donde se pueda alojar, escuchar y reconocer lo fragmentado y rechazado que éstas patologías encarnan. Cada especialidad intenta tomar y trabajar desde su especificidad lo que ocurre en la actividad para luego en espacios de reflexión conjunta poder delinear intervenciones que otorguen una imagen unificada a estos pacientes.

¿Dónde ubicar a la musicoterapia entonces?, ¿cual es su aporte, lo específico de su escucha?

Entendemos a la música ubicada en el campo del arte, donde expresión y creación cobran un sentido terapéutico en cuanto que en un acto o proceso creativo algo del sujeto de su singularidad se esta construyendo. Un sujeto escucha, pero también da sentido, produce, transforma, pone en movimiento lo sonoro.

En manos de un sujeto, lo sonoro sufre sus avatares, pasa de estado natural, a un estado simbólico formal en un proceso estructurante de humano

Preferimos ampliar la idea de lo musical tomando al fenómeno sonoro o corporo-sonoro, al cual encontramos mas abarcativo y donde el juicio crítico queda relegado. Y agregamos lo corporal entendiendo que lo sonoro toca al cuerpo en tanto que involucra además de una experiencia cultural una experiencia física-orgánica.

¿qué escuchamos y que observamos cuando estamos frente a estos pacientes?

Gritos, golpes, una voz que no modula perdida en la estridencia.

Una vivencia fragmentada del cuerpo, que se escucha como ruido. Experiencia no subjetivada que se desliza en un tiempo desdibujado, desregulado, y en espacio sin marcas donde las repeticiones están desarraigadas de sentido y donde el uso esteriotipado de objetos aparece bajo la forma de lo inamovible

Existe, entonces la posibilidad de hablar de un acto, un proceso creativo?

Nuestro trabajo es de una construcción incesante es una suerte de apuestas reiteradas. “ abordamos las sonoridades de un sujeto y leemos en ellas huellas, pistas, indicios que nos brindan claves de su identidad en construcción”.

Desde nuestras ofertas reconocemos que hay posibilidad de un sujeto a advenir y es así que ofrecemos y ubicamos en escenas todo lo que trae el niño bañándolo de sentido y dejando deslizar otros nuevos, por ejemplo recreando una melodía, ofreciendo una canción que recoja y unifique los pedazos de sonido que emite.

Nuestra escucha intentara posicionarse entonces alrededor de lo sonoro, la voz sus modos melódico-rítmicos, el movimiento corporal y el uso de objetos.

Sostenemos una función que produce corte, diferencia, oposición, deslizamiento en lo que el niño nos ofrece como cosificado e inamovible.

Tomemos el caso de Luis joven de 23 años que posee un diagnostico orgánico de displasia cortical temporal izquierda en la zona del lenguaje y relacionada con la conducta que se traduce en excitación motriz, y un diagnóstico de autismo.

Luis deambula por la sala, presentando dificultad para sentarse y así compartir una actividad con sus pares. Su cuerpo refleja una paratonía constante, su pasos cortos y bruscos, le otorgan un aspecto de un andar mecánico y robotizado Su voz acompaña este andar mecánico con sonidos ásperos cortos y rudos, con aplausos que expresan una alegría exagerada y constante.

Su lenguaje es esteriotipado y repetitivo, nombrando en ocasiones a familiares o cosas de forma descontextuada. Para permanecer en la actividad necesita de la mirada constante de la terapeuta lo que provoca que cuando ésta se desvía hacia terceros entra en una desesperación que lo obliga a seguirla por toda la sala, intentando tomarla del rostro. Cuando no lo consigue, su ansiedad es tal que llega a agredir a sus pares en busca de esta atención.

Tal masividad, en estos llamados constantes no dejan de causar en el terapeuta sensaciones de cansancio y agobio.

¿Qué ofrecerle a Luis, que trabaja junto a otros 4 compañeros?

(pensemos en lo grupal como otra de esas apuestas mencionadas)

Dentro de la actividad se penso en una oferta que además de dar cierta identidad al espacio también otorgara una demarcación temporo-espacial, indicando el comienzo del encuentro.

Una ronda de canciones, donde cada uno tuviera su turno para elegir una canción, y donde el orden de las mismas estuviera dado por la suerte, el azar otorgado por el juego del ta-te-ti (si no fuera para ti será para mí).

Luis esperaba ansioso el comienzo de la actividad, pronunciando un ta-ti, luego de dar unas vueltas se acercaba a la ronda pudiendo elegir un lugar para sentarse.

Su cuerpo comenzaba a relajarse y sus sonidos comenzaban a escucharse mas suaves los cuales iban indicando la elección de su canción ( atchus = cancion del estornudo, pi,pi = el auto de papa)

¿Qué podemos leer acerca de lo que despertaba esta actividad en Luis, que podemos pensar acerca de lo que ofrecen nuestras intervenciones a estos niños que como escuchamos frecuentemente tienen una fascinación por lo sonoro, por la música?

Sin duda nada que tenga que ver lo mágico, mucho menos con esa famosa y repetida frase: “amansa a las fieras”.

Hablamos de pacientes que muestran descarnadamente un cuerpo que no termina de constituirse como tal.

Si tomamos los desarrollos de Anzieu acerca del papel de la voz materna como formadora del espejo sonoro y de su intrincación con el espejo visual podemos pensar el vivenciar sonoro colaborando en la construcción del si mismo ofreciendo una pre-forma.

La Mt. E. Lecourt tomando los desarrollos de este autor trabaja sobre el baño sonoro y sus propiedades, comenta que el movimiento musical posee cualidades comparables al holding donde uno se siente arrebatado ingrávido, transportado, acunado.

Acerca de la voz cantada destaca que privilegia las cualidades propiamente sonoras, vibratorias que no hacen necesario el contacto cuerpo a cuerpo.

Pensemos en los cambios posturales de Luis, la distensión de su tono muscular, su voz suave, y a la ronda de canciones como un baño sonoro, donde el poder tomar sus sílabas y reconocerlas como una canción, como una propia elección, parecen devolverle algo de si mismo y de su hacer.

Vemos también que la apropiación de la palabra, del sentido requieren de cierto trabajo de diferenciación y neutralización de la excitación motriz.

Ofrecemos entonces escenas donde circulen sonidos, palabras, movimientos gestos donde de lo estático algo nuevo surja cobrando un estatuto simbólico. Ofrecer escenas al niño es significar la pura acción, y así jugar a hacer música o jugar con música inaugura que algo del jugar pueda iniciarse.

La posibilidad de encontrar a estos pacientes en un momento particular de sus vidas (niños, adolescentes, jóvenes) nos ofrece la oportunidad de acompañarlos desde nuestros aportes en este camino de una construcción incesante. Camino que nos guía llevándonos a revisar y a re-pensar nuestro propio hacer.

Junto con la escena clínica se desarrolla otra instancia, teórica, que incluye el intercambio, discusión, enriquecimiento mutuo y transformación junto a colegas de otras disciplinas para delinear conjuntamente las intervenciones que le devuelvan una imagen unificada a estos pacientes.

Si retomamos el ejemplo anterior podemos pensar nuestro trabajo al modo de una orquesta en la cual cada uno de sus intrumentos intenta encontrar su afinación sin opacar ni sobresalir del resto, pero tampoco perdiéndose en la trama, intentando encontrar la armonía adecuada en función de una partitura común.

 

BIBLIOGRAFIA:

 

ELICHIRY, NORA: La importancia de la articulación interdisciplinaria para el desarrollo de metodologías transdisciplinarias, del libro “El niño y la escuela”, Nueva Visión, 1987, Bs.As.

 

KROPFL, FRANCISCO: Reflexiones sobre el fenómeno musical, Ed. Agrupación Nueva Música, 1983.

 

LECOURT, EDITH: La envoltura sonora.

 

PELLIZZARI, PATRICIA: El malestar en la voz.- Cap. La teoría de la técnica Ed. Resio, Buenos Aires 1993.

 

SYKULER, CLAUDIA: Fundamentos de la práctica de musicoterapia en Hospital de Día. Artículo sin publicar.